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Espeleolatría en la Ciudad de México

Espeleología

Todas las cavidades pertenecen a una misma formación de rocas ígneas que afloran en la superficie sobre una amplia porción de la región. Las circunstancias especiales del momento eruptivo por su precaria intensidad formaron dos cráteres, ninguno de ellos en la actualidad bien definido. Esta erupción frágil aunada a la presencia de agua permitió que la lava se enfriara rápidamente formando capas escoriáceas y en otras zonas masas de roca compacta, distribuidas sin orden aparente con muchas fracturas y grietas en todas direcciones, que en algunos casos permitieron la formación de espeluncas.

Siguiendo la línea de investigación geotécnica de la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra de la UNAM para Iztapalapa y adaptándola a nuestras observaciones en las 144 espeluncas (cuevas) registradas por el presente proyecto se propone una taxonomía espeleogenética a parir de las siguientes categorías:

1. En basaltos escoriáceos. La mayoría de las oquedades en el Cerro de la Estrella se originaron por burbujas de vapor entre basaltos escoriáceos que no lograron formar bloques compactados. Los derrumbes son comunes en estos conglomerados inestables donde las fisuras determinaron el desarrollo de la cavidad.

Aspecto de la espelunca C-102

Aspecto de la espelunca C-102, claro ejemplo de los efectos de una burbuja de vapor
en una formación de basaltos escoriáceos durante la fase eruptiva.

2. En basaltos de bloque. Estas cuevas se desarrollaron por los vapores atrapados durante la consolidación de grandes bloques de basalto. También se destaca la presencia de fisuras que determinaron el desarrollo de las cavidades.

C-071, formación subterránea compuesta de basaltos

C-071, formación subterránea compuesta de basaltos de bloque en la ladera meridional.

3. En basaltos lajeados. Estas cuevas se observan entre basaltos en forma de lajas determinadas por el enfriamiento de la lava.

Basaltos lajeados formando la cueva C-108.

Basaltos lajeados formando la cueva C-108.

4. En cañadas por agentes erosivos. Los diversos afluentes que drenan desde la cumbre han configurado cañadas donde el impulso del agua sobre rocas volcánicas con fisuras y fracturas de no muy elevada dureza y compacidad establecen líneas de ataque para los agentes del intemperismo, que se suman a la propia destrucción por abrasión, impacto y desbaste, modelando así cavidades paralelas al afluente con un mínimo desarrollo con respecto a su profundidad.

El Conjunto Cavernario Cerro de la Estrella de manera general presenta espeleométricamente escaso desarrollo, difícilmente se alcanzan zonas verdaderamente hipogeas (de oscuridad total). En sí, destacan zonas endógenas sobre las cuales se aprecian gran cantidad de derrumbes y azolves, la presencia de clastos del tipo graviclásticos ilustran formas de colapso especialmente a la entrada, a la manera de portales de hundimiento provocados por la intemperización de la roca. Se observan derrumbes muy recientes e históricos, y profundas grietas perpendiculares al frente de los cantiles que definen la meseta escalonada de la cima. En suma, esta geomorfología promete futuros derrumbes a considerar por la precaria estabilidad de las oquedades sobre todo en la temporada de lluvias cuando las filtraciones permiten que la toba pierda su resistencia.

En las cavernas no cársticas como en el presente caso, el agua no es el agente principal para la formación subterránea. No obstante, por las características de las rocas diaclasadas en el área pudimos apreciar filtraciones aún durante la temporada de estiaje.

El Conjunto Cavernario Cerro de la Estrella comprende 144 cuevas, en ningún caso hay interconexión entre las cavidades que permita sustentar las múltiples leyendas respecto a extensos subterráneos. Lo que observamos son diferentes accesos para una misma cavidad, este fenómeno obedece a diferentes razones: en algunos casos se trata de derrumbes que dejan al descubierto una galería, y en otros al vapor que forjo un túnel entre la lava. No se detectan grandes desarrollos espeleométricos, el mayor alcanza más de 100 m en C-141, es un cálculo relativo porque no la exploramos por la gran cantidad de basura en su interior. Por otra parte C-120, C-080, C-131, C-040 y C-011 están entre las más grandes con alcances entre 30 y 36 m. Entendemos que las cuevas del somonte tienen mayor desarrollo que las de alturas superiores por el proceso geológico. Así que, no dudamos que entre las espeluncas hoy absorbidas por la mancha urbana en el somonte se tengan cuevas con dimensiones muy superiores a nuestros registros. La profundidad máxima es de 15 m en C-011, y el tiro vertical más profundo es de 9 m en C-094. El desarrollo de las cavidades es horizontal y sólo en cinco casos es vertical.

No se detectaron formas de vida troglobia. Al parecer sólo algunos insectos habitan las cavernas acompañados por mamíferos, reptiles y murciélagos ocasionales como en la cueva C-026. La presencia humana ha alterado el medio ambiente dejando al descubierto una inmoderada destrucción. El hecho de mayor peligro son los microorganismos en los depósitos de basura y en estado de descomposición, a lo cual se suman excrementos humanos y de animales que proliferan por todos los pisos cubiertos por capas de polvo producto de azolves recientes e históricos. Estos ambientes faltos de ventilación y bajo agentes constantes de humedad y oscuridad determinan un hábitat propicio para la reproducción de gérmenes por lo que se hace necesario un estudio litográfico acompañado por el análisis de vectores biológicos para conocer su factor de riesgo. También ha de considerarse la presencia de colonias de abejas africanas por lo que recurrimos a protección especial durante la prospección.

Máscara y guantes para protección de abejas africanas.

Máscara y guantes para protección de abejas africanas (foto Lorena Esteban).

Según los resultados de este registro apreciamos un fenómeno geológico singular en la ladera suroeste en cuevas compuestas por basaltos escoriáceos y de bloque donde los techos de grandes oquedades se han derrumbado en tiempos históricos, a la manera de portales de colapso o hundimiento, a este fenómeno hemos denominado formación "tipo circo" porque así lo parece por su contorno circular y su depresión central, en donde las paredes albergan nichos y abrigos rocosos, como sucede en las cuevas registradas como C-064, C-067, C-070 y C-071.

Del análisis del registro, asimismo apreciamos que en la ladera oeste están ausentes los nichos. Suponemos que obedece a la menor presencia de basaltos escoriáceos, así también el número de abrigos rocosos es menor en relación con las otras laderas del cerro. En esta misma región dos espeluncas excepcionales C-069 y C-071, no solo por los estéticos petroglifos asociados, sino por las variables espeleoclimáticas apreciadas de las cuales aún no tenemos una explicación fehaciente por carecer de un estudio especializado. En C-069, una corriente de aire perceptible se expele de la cavidad. En C-071, apreciamos un incremento en la temperatura de 2º C con respecto al exterior a la manera de las cuevas de calor.

La mayor concentración de abrigos rocosos es en los cantiles del escalón geomorfológico de la cima, sobre todo en la ladera sur. Por otra parte encontramos el mayor número de oquedades en la cañada de Moctezuma con 42 unidades.

La acumulación de aguas de lluvia es factible en algunas oquedades al somonte por el escurrimiento en las cavidades con desarrollo descendente, las inundaciones podrían ser aprovechadas con fines rituales o domésticos en la antiguedad.

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