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Espeleolatría en la Ciudad de México

Arqueoastronomía

Se realizaron tres incursiones matutinas en 1998 y una en 2001 para efectuar observaciones solares sobre el horizonte de la Sierra Nevada durante el amanecer. Todas en invierno, pues la orientación de los muros de la estructura nos conducen a fechas delimitadas entre el 5 y 19 de febrero. Así por ejemplo, el 8 de febrero de 1998, se efectuaron los cálculos respecto a la posición del Sol, para determinar la orientación de la estructura del templo, fijar el norte astronómico y definir posiciones solares con respecto al calendario.

Teodolito alineado por Jesús Galindo con referencia a los muros del templo.

Teodolito alineado por Jesús Galindo con referencia a los muros del templo.

Es necesario apuntar que investigaciones anteriores realizaron mediciones en el Templo del Fuego Nuevo sobre muros restaurados. Los resultados de esas observaciones pueden estar alteradas en algunos días, pues se ajustaron a muros producto de derrumbes, en tanto que los cálculos de 1998 se realizaron sobre muros recién descubiertos por la excavación arqueológica.

El 12 de febrero, según lo dice Fray Bernardino de Sahagún en su Historia de las cosas de la Nueva España era el inicio del año mexica. Así que justamente cuando iniciamos los trabajos de la segunda temporada en el año 2001, casualmente lo hicimos el 12 de febrero. Ese día apreciamos la salida del Sol a 115º Z sobre una elevación de la Sierra Nevada conocida como Tehuicocone. Relacionando esta dirección con los muros perceptibles de la estructura encontramos que justamente están alineados con el basamento más externo del edificio.

Amanecer observado desde el Templo del Fuego Nuevo

Amanecer observado desde el Templo del Fuego Nuevo para el 12 de febrero de 2001 (foto Rosa María Núñez).

Además de los cálculos hechos en el Templo del Fuego Nuevo y sus alrededores, se descubrió en la cueva C-12 líneas paralelas PT-05 y perpendiculares trazadas a manera de marcadores petroglíficos sobre una laja, inclinada, según el desarrollo de la cavidad, con una claraboya en el costado, por la que se introducen los rayos solares durante los días próximos al solsticio de invierno, marcando así fechas significativas aún por definir. No se ha ejecutado el estudio específico de la misma.

No sería aventurado suponer que todo el cerro fuera utilizado como un observatorio astronómico, así lo percibimos por los diversos elementos apreciados en: el templo de la cima; en la cueva C-069 orientada a la puesta solar con sus petroglifos calendáricos y de computo; en la cueva C-012 con su claraboya al igual que en C-084 y C-079; en la cueva C-106 acondicionada con estucos y su muro orientado al Este posiblemente para apreciar el equinoccio y otras fechas. En suma, los elementos arqueoastronómicos abren una nueva línea de investigación para el Cerro de la Estrella.

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