Exploración
Español / English

El descubrimiento del lugar más alto en el mundo por donde cruza la línea ecuatorial

Con motivo del Año Internacional de la Astronomía declarado por la UNESCO, se celebró el Primer Encuentro Internacional de Arqueoastronomía en la ciudad de Quito, Ecuador, del 20 al 24 de septiembre de 2009. Una de las actividades científicas de dicho evento fue la expedición al volcán Cayambe, durante el equinoccio, con el objetivo de encontrar el sitio a más altura en el mundo por donde cruza el ecuador terrestre. La expedición representada como 0° φ / 0°c, que significa cero grados de latitud, cero grados centígrados. En su primera connotación con la letra griega φ (phi) corresponde en coordenadas geográficas al ecuador, y en la segunda con la letra c, a la temperatura, pues el sitio se encuentra entre aislados glaciares con rangos inferiores a cero grados centígrados.

La Expedición 0° φ / 0°c, es un proyecto mexicano coordinado por Ismael Arturo Montero García, quien auspiciado por el CONACYT, realiza actualmente una estancia posdoctoral en la Universidad Iberoamericana. Después de un estudio, Montero confirmó que el sitio probable para albergar un glaciar exactamente sobre la línea del ecuador terrestre se encontraba en el continente americano, en la cordillera septentrional de los Andes, en la ladera sur del volcán Cayambe. Se convocó entonces a destacados montañistas de México, Ecuador y España, para respaldar la exploración, partiendo de un modelo de autogestión. En un tiempo admirablemente corto (50 días) se logró el financiamiento, se elaboró la propuesta de investigación, se reunieron los instrumentos científicos, y se ofrecieron conferencias promoviendo la expedición contando con el apoyo de la Embajada de la República del Ecuador en México, a cargo del Excelentísimo Señor Embajador Galo Galarza Dávila. Además se publicó una página web para presentar el proyecto ante el amplio público.

Si bien es cierto que en el año 2007 dos destacados ecuatorianos –Cristóbal Cobo y Pablo Boada– habían llegado a la latitud cero en un campo de nieve en el volcán Cayambe a 4557 m/nm, dieron cuenta que la trayectoria ecuatorial continuaba rumbo al este, ganando más altura por inaccesibles riscos cubiertos de nieve, dejando fuera de su alcance los lugares más altos. Para el año 2009, Cobo y Boada se sumaron a la Expedición 0° φ / 0°c, y su experiencia fue trascendental en el éxito cumplido, pero aún con esta ayuda, la tarea no fue fácil, y fueron necesarios doce días en la montaña y cinco intentos para lograr el objetivo. Alcanzar la mayor altura de la latitud cero fue desde el principio un cálculo complicado, porque los mapas topográficos, las fotografías aéreas e imágenes satelitales no mostraban en escala y detalle los datos requeridos para la prospección; se dependía, por tanto, de la visibilidad, pero ésta era mínima ante la neblina que cubre la montaña, dada la humedad proveniente del Amazonas, y cuando el viento arrecia son frecuentes las tormentas de nieve. Según las tablas de sensación térmica si los vientos son superiores a 60 Km/h con una temperatura oscilante en 0°c, el efecto de enfriamiento en una persona es similar a - 20° c sin viento.

Para el 27 de septiembre se alcanzó el objetivo a 4740 m/nm, en las coordenadas 0° 00´ 00" de latitud y 77° 59´ 58.6" de longitud oeste, no se trataba de un glaciar, sino de una arista a la que dieron por nombre Arista del Águila y el Cóndor; este nombre obedece al encuentro entre la nación mexicana que representa el hemisferio norte con el águila, y la República del Ecuador con el cóndor para el hemisferio sur; según la tradición popular de la región, cuando estas aves simbólicas se reúnan, se dará inicio a una era de prosperidad que enaltecerá a Latinoamérica. Seiscientos metros al este, se encontró el glaciar, pero a menor altura (4681 m/nm) en esta altitud el campo de hielo alcanza 800 metros de ancho con una cota de ablación sobre 4500 m/nm, un hecho extraordinario, considerando que en la ladera oeste de la montaña los glaciares han desaparecido en los últimos 25 años sobre esta altitud, la lengua del glaciar descubierto –que denominaron Ecuador, en honor a la república que guarda esta maravilla de la naturaleza– se desprende del gran casquete de la cumbre en su ladera sur. Este glaciar limita al oeste con una arista a 4670 m/nm, que es uno de los puntos más significativos registrados, ya que es un parteaguas que divide el drenaje de la montaña en dos vertientes: al este las aguas desembocan al Amazonas a través del río Napo, y de ahí al Atlántico y al oeste drenan al Pacífico, a través del río Pisque; es, por tanto, un verdadero axis mundi (eje del mundo), de ahí su nombre, Arista Axis Mundi, pues una persona en este punto podrá decir que a su espalda está el hemisferio norte, a su frente el hemisferio sur, a su derecha los drenajes que fluyen al Pacífico, y a su izquierda las aguas que van al Atlántico por el Amazonas. Al oeste y por debajo de la Arista Axis Mundi encontraron un campo de nieve a 4640 m/nm, que es el remanente de un glaciar en retroceso, y que pusieron por nombre Bicentenario, para conmemorar este aniversario de la República del Ecuador.

Los expedicionarios proponen que los glaciares ecuatoriales del volcán Cayambe sean nombrados patrimonio natural de la humanidad, su persistencia excepcional, y la fuente de vida que se desprende de sus aguas, son un motivo para evitar su desaparición. Si es posible modificar la conducta de depredación, y preservar estos hielos, junto con otras maravillas de la naturaleza, sin duda que se tendrá la esperanza de un mundo mejor.

Más allá del hallazgo geográfico que alcanzó la Expedición 0° φ / 0°c, y los estudios que en ella se realizaron sobre glaciología, meteorología, fisiología, antropología, y arqueoastronomía, encontramos el apego por la naturaleza y el ambiente en una intención global, donde las contribuciones se suman a investigaciones que estimulan no sólo la inclinación por la geografía y la astronomía, sino el de la ciencia en general. En esta experiencia se transmite la emoción por la exploración y el placer de compartir los conocimientos fundamentales sobre nuestro planeta y nuestro lugar en él y, en última instancia, el valor de la cultura científica que es necesario promover entre la niñez y la juventud latinoamericana con el gusto por la investigación con fines de conservación, educación, y deporte.