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Espeleolatría en la Ciudad de México

Medio Ambiente

El Cerro de la Estrella alcanza su cima a 19º 20´38.1" latitud norte y 99º 05´23.5" longitud oeste. Su altitud es de 2,455 m/nm, y su altura sobre el nivel medio de la Ciudad de México es de 225 m. Originalmente presentaba una vegetación de huizaches, pero en la actualidad observamos una comunidad vegetal artificial de plantaciones exóticas compuesta por eucaliptos (Eucalyptus globulus), coníferas de la familia de las pináceas (Pinaceae) y del género Abies. No se detecta fauna o flora original por la acción antrópica. En muchos casos la delgada capa de suelo y la fuerte erosión provocan la caída de árboles y la erosión extrema. El clima es semiseco, según la clasificación de Koeppen, le corresponde el tipo "BS" con 20 días de heladas al año y precipitación media anual de 600 mm.

Se suma a la descomposición del ambiente múltiples senderos de corredores y visitantes que provocan una mayor erosión sobre las pendientes más pronunciadas. Más grave aún es la pisada equina, que con pretexto de tradiciones y recorridos turísticos destruye la delgada capa de suelo. Al final de cuentas no quedan ni siquiera los famosos huizaches que le dieron nombre al cerro y que han sido desplazados por eucaliptos, pinos y pastos; de la fauna, lo mismo, a lo sumo algunos roedores y reptiles menores.

Representaciones del Huizachtépetl y de huizaches en textos antiguos

Representaciones del Huizachtépetl y de huizaches en textos antiguos.
A la izquierda en la Tira de la Peregrinación, al centro en el Códice Mendoza, y en la derecha como aparece en la lámina 34 del Códice Borbónico.

Geología y edafología

La porción sudeste de la cuenca de México presenta extrusiones ígneas que se emplazaron en los planos de mayor debilidad y que constituyen la estructura geológica denominada graben y cuyos límites están marcados por dos fallas normales. En la falla norte están delineados los volcanes del Cerro de la Estrella, Peñón del Marqués y Chimalhuacán, y en la falla sur la Sierra de Santa Catarina.

Extracto del mapa técnico de la Comisión Hidrológica de la Cuenca de México

Extracto del mapa técnico de la Comisión Hidrológica de la Cuenca de México. Cit. por Camacho, et al. 1997.

Fisiográficamente el Cerro de la Estrella es un horst. Se trata de un edificio volcánico extinto, relativamente viejo por sus declives suaves y largos en todas direcciones que le dan una forma cónica. Data del Cuaternario, con una antigüedad oscilante entre los 65,000 y 45,000 años. La gran masa está compuesta por andesitas basálticas. El volcán se formo por la extrusión de material móvil caliente, que surgió a lo largo de una fractura con dirección este-noreste y oeste-sudoeste. Posee dos cráteres, aunque para algunos investigadores, no están bien definidos. Las rocas que constituyen el volcán lo clasifican como un volcán compuesto. Sus derrames basálticos están cubiertos e intercalados por material tobáceo y escoriáceo.

El cerro está cubierto por una delgada capa de suelo vegetal con sedimentos de duripán poliédrico con tendencia a feosen fase dúrico, por debajo de esta capa se encuentra material tobáceo cuyo espesor es variable, dicha toba se extiende por toda la región de Iztapalapa. Los basaltos, en algunos sitios aparecen en la superficie como en la cima que se yergue a la manera de un escalón geomorfológico o meseta escalonada; sobre estos cantiles en la cima y en los flancos Este y Sur se propagan los grupos cavernarios más numerosos. El magma que les dio origen debió ser muy fluido y depositado en presencia de agua como lo demuestra la presencia de tezontle.

Durante el siglo XIX aún existían varios manantiales de aguas termales con temperaturas oscilantes en 22º C. reminiscencia de una antigua actividad volcánica.

Geomorfología

Según la tradición oral, el Cerro de la Estrella recibió esta denominación por la configuración de sus arroyos, que se observan como irradiando desde la cumbre y dirigidos en todas direcciones.

El Cerro de la Estrella no tenía originalmente la forma actual, evidentemente fue más cónico, como todo aparato eruptivo. El volcán perdió su forma y sus dos cráteres por la degradación y la devastación debidas a la vigorosa erosión de origen pluvial y eólica. Aún hoy en día por las tardes y noches fuertes vientos azotan la montaña. Conforme se desciende, el incremento en el volumen de las aguas aumenta modelando una escarpada topografía, con saltos de agua, y aún cañones de muy fuerte pendiente como en la Barranca Moctezuma en el flanco este. Al somonte hacen su aparición los abanicos y conos aluviales, los azolves se acumulan donde las aguas toman contacto con la cuenca de México.

Para Jorge de León (comunicación oral, 1998) la presencia de manantiales y posiblemente algunos de ellos termales justifican la tradición oral de Iztapalapa que asegura que en la Barranca Moctezuma existía un manantial utilizado como baño por el emperador homónimo. No obstante, al momento tan sólo se han detectado reducidos escurrimientos al interior de algunas cavidades. Al parecer las alteraciones ambientales han desecado los cuerpos de agua perenne de antaño.

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